lunes, 10 de octubre de 2016

Reseña: La chica del tren de Paula Hawkins







Título: La chica del tren
Autor: Paula Hawkins
Editorial: Planeta
Num pags: 496

Sinopsis

Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece?


Opinión

Este es otro de esos libros a los que he tenido en barbecho un tiempo (son bastantes, la verdad), tanto boom y reseñas por todos lados me paraba el leerlo.  Había oído tanto buenas cosas como malas e iba con expectativas bastante reales, se podría decir que “mediadas”.
A mi hermana, persona de la que me fío mucho por compartir gustos en muchas cosas no solo libros, le gustó.  Y luego un canal de Youtube que sigo le hizo una crítica demoledora que, aunque no comparta, me encanta y divierte a partes iguales.  Esto es lo bueno de los libros en realidad, cada uno puede opinar lo que quiera, cosas opuestas a otra persona y no pasa nada, todo vale mientras sea respetuoso y argumentado.  Es fantástico.

Bueno, al tema.
La chica del tren es cierto que ha llegado a venderse como un maravilloso libro, algo que para mi no es, pero es cierto que está escrito con acierto, de una manera que juega bastante con el lector y eso es su punto positivo.
Me he encontrado con una historia que nos presenta a tres personajes femeninos que tienen lo suyo, y dos masculinos que no se quedan atrás.  Luego están los secundarios que varían en importancia.

Pero vamos por pasos.  
La historia comienza con Rachel una mujer alcohólica, desempleada, que para que su compañera de piso no se de cuenta de su situación laboral, realiza cada día la misma rutina.  Coge el tren a Londres a la misma hora, pasa el día en bibliotecas, parques o pubs y regresa  en el mismo tren de la tarde.  Su aspecto, actitud, acciones y vida no es la perfecta. Además está divorciada, su marido la abandonó y se casó yéndose a vivir a la casa que ambos solían ocupar con su nueva esposa. Ahora es padre de una niña, algo que a Rachel la duele, ya que ella no pudo tener hijos.  Durante sus borracheras le llama o acude a su casa, lo que hace que tanto su ex-marido como su actual pareja la terminen denunciando a la policía.
Durante estos viajes en tren ve a lo lejos, cerca de la casa donde solía vivir, el hogar de otra pareja que ella considera ideal. Y es así como imagina la vida perfecta de este matrimonio al que incluso llega a poner nombres. Pero un día la mujer desaparece y es cuando Rachel se implica en la búsqueda de esta persona, a la que considera parte de su vida,  ya que además cree haber visto algo que puede ayudar.
Pero el problema está en que Rachel no es fiable, es una mujer borracha, con lagunas, que acosa a su ex- marido y a su actual mujer.

Rachel como personaje no es el mas glamuroso, la autora no se corta a la hora de retratar sus ganas de beber, sus vómitos, mareos, lapsus de memoria, tendencias agresivas, depresiones, miedos, debilidades, egoísmos, afán de protagonismo… Es una mujer que proyecta en otros su deseo de una pareja ideal, aquello que ella tenía y ya no tiene.  Un personaje a través del cual vemos lo que pasa y que juega, en mucha parte de la novela, con los prejuicios del lector

Megan, es la mujer desaparecida, esa a la que Rachel observa desde las ventanillas del tren y que de repente se convierte en objetivo de todos.  Un personaje que nos narra su vida, sus miedos en capítulos que van desde un año antes hasta el día en el que desapareció y donde sabemos por fin qué ocurrió.  Un personaje complejo, con una personalidad difícil que el lector descubre poco a poco.

Anna, la actual pareja de Tom el ex- marido de Rachel y ha de soportar también las llamadas de esta.  Madre de un bebé, haría lo que sea por defender a su familia. Cada vez le cuesta mas vivir en la casa del antiguo matrimonio, donde todo le recuerda a la anterior pareja de él y que además está cercana a las vías.  Conoce a Megan ya que esta cuidó a su hija un tiempo, pero no le gustó.  En ciertos momentos añora su tiempo como mujer trabajadora y su mayor miedo es que Tom la engañe

Son tres mujeres sometidas, en cierto modo, a esos prejuicios o normas sociales (y quizá también un poco autoimpuestas) sobre la maternidad, la mujer perfecta, atenta... y la familia. Los caracteres de cada una serán definitivos a lo largo de la trama

Tom aguanta las llamadas de su ex-mujer  y las quejas de su mujer actual.  No quiere que Rachel se haga daño o sufra, está preocupado ya que la noche en que Megan desapareció Rachel estaba sola y se había caído, además estaba borracha.
Scott, marido de Megan y en un principio principal sospechoso.  Acepta la ayuda de Rachel creyendo que es amiga suya, cree que hay cosas de su mujer que no conoce.

Entre los secundarios tenemos al psicólogo de Megan y la compañera de piso de Rachel, además de los policías que tampoco es que jueguen un papel demasiado importante en la novela.  El psicólogo ayuda a revelarnos aspectos tanto de Megan como de Rachel y la compañera de piso de esta nos ayuda en el retrato de la vida de Rachel  en su día a día y en su lucha con el alcohol, de intentar ocultar los efectos de este, o de dejarlo.

Me gusta como la autora lleva la trama, como presenta todo, que estas mujeres cuenten las cosas según ellas lo ven (en el presente Anna y Rachel, desde el pasado hasta los hechos, Megan).  Vemos las cosas según ellas creen que son, desde la opinión de una mujer con problemas de memoria, de asimilación de la realidad, la visión de otra que está permanentemente en guardia y una tercera que se nos descubre poco a poco.

Si he de ser sincera, de esta novela no me quedo con ningún personaje.  Mientras leía pensaba “vaya fauna” que nos ha plantado la escritora aquí.  Lo cierto es que para mi no tiene desperdicio ninguno. Y como he comentado al principio,  juega mucho con los prejuicios del lector a la hora de enfrentarse a los personajes y eso me ha parecido interesante.

Paula Hawkins va dejando pistas para que tu veas lo que realmente ocurre, que dejes a un lado lo que ellas te cuentan y veas un poco mas allá.  Es fácil en cierto modo, y me ha gustado la manera de hacerlo.  

La chica del tren puede resultar lento en algunos momentos, pesado incluso, con las continuas recaídas de Rachel y sus alusiones al alcohol y a su vida con Tom, pero lo complementa con otros puntos a favor y la intención clara de hacer que el lector sea partícipe de lo que allí ocurre y se de cuenta de ello.

En noviembre se estrena la versión cinematográfica ¿cambiarán muchas cosas? Ya se verá, aquí dejo el trailer.






Estantes de papel