lunes, 27 de noviembre de 2017

Reseña: Peter Pan de J.M. Barrie






Título: Peter Pan
Autor: J.M. Barrie
Editorial: Catedra
Colección Letras universales
Género: Clásicos
Sinopsis
Son pocos los escritores que como James Matthew Barrie pueden presumir de haber contribuido con su escritura a la creación de un mito. Autores de la talla de Mark Twain o Robert Louis Stevenson eran plenamente conscientes en su época de la valía artística de Barrie. Aunque su obra más conocida suele prescribirse para niños, la complejidad y la madurez de su discurso lo excluyen no pocas veces del canon de la literatura infantil, por lo que a menudo queda relegado al limbo o país de Nunca Jamás de los inclasificables. Muchos y variados son los textos del escritor escocés que se relacionan en mayor o menor medida con el personaje de Peter Pan. El niño que no quería crecer es la luz y la oscuridad de una época que sigue siendo la nuestra y ha calado en nuestra sociedad de manera insólita. Esta edición reúne una nueva traducción del corpus esencial de «Peter Pan», es decir, de todos aquellos títulos escritos por Barrie en los que Peter Pan es el principal protagonista.


De pequeña nunca leí el cuento de Peter Pan,  en realidad jamás fui niña de cuentos.  He de confesar que Disney me marcó de manera bastante negativa (la voz de pito de Blancanieves, esos cerditos gritones y tan rosas, la bella durmiente tan “bella durmiente”… no se, no eran para mi). Ha sido con la edad y con una fantasía que no me ha abandonado, cuando he decidido ponerme a descubrir esta fantástica historia. 

“Las estrellas son hermosas, pero no toman partido por  nada, se limitan a mirar eternamente. Es un castigo que les cayó  por algo que hicieron hace tanto tiempo que hoy día ninguna estrella lo recuerda. Por eso, las más viejas tienen la mirada vidriosa  y rara vez hablan (el parpadeo es el lenguaje de las estrellas), pero las pequeñas todavía se lo preguntan. No son realmente amigas de Peter, pues al muy travieso le gusta esconderse detrás de ellas y soplar para intentar apagarlas, pero como les encanta la diversión esta noche se habían puesto de su parte, y estaban ansiosas de que los adultos se quitaran de en medio. Así que en cuanto la puerta del 27 se cerró tras el señor y la señora Darling hubo una conmoción en el firmamento y la más pequeña de todas las estrellas de la Vía Láctea gritó:
—¡Ahora, Peter!”

Estuve dudando qué edición escoger hasta que opté por Cátedra ya que me parecía completa.  En ella tenemos Peter y Wendy (adaptación novelada de la obra de teatro original y alejada de los cuentos infantiles mas conocidos), Peter Pan o el niño que no podía crecer (obra de teatro), Cuando Wendy creció, apuntes de última hora (que el autor añadió a la obra de teatro original), Peter Pan en los jardines de Kensington (donde vemos a un Peter Pan bebé y como se inicia todo) y Los niños náufragos (pequeños apuntes e imágenes con los niños Lewellyn).
En la dedicatoria de la obra de teatro Barrie habla de "los cinco", esos niños con los que jugó y dieron pie a Peter, aunque ya de joven quizá con la muerte de su hermano a temprana edad, todo comenzara a fraguarse.  En esta dedicatoria, Barrie cuenta cómo estos niños van creciendo, van dejando de creer, van olvidando y quizá esto es lo que le hace, en cierto modo, publicar la obra y escribir el cuento.  Se ve cierta tristeza, cierta melancolía.  Es hermoso y triste a la vez.


En Peter y Wendy encontramos mucho de la obra original, diálogos iguales, escenas distintas, expresiones que el autor decidió cambiar y el añadido Cuando Wendy creció (que aparece directamente en Peter y Wendy).  Para mi, estas curiosidades más otras que descubrí en la introducción, han hecho de la lectura algo delicioso.

Este cuento, no tan infantil, destila desde el principio una belleza narrativa que no hubiera podido apreciar siendo niña y que desde luego, merece mucho la pena.  La manera en la que describe la isla de Nunca Jamás, a Nana, las hadas, la relación de Peter con los otros niños o las razones por la que lleva allí a Wendy (para que cuente a los niños perdidos el final de Cenicienta)… están escritos de una manera tan especial, que me ha resultado muy complicado dejar de leer cuando debía hacerlo.

Pero si he de destacar algo, diré que he adorado al narrador, que maravilla.  Las acotaciones de la obra de teatro son enormes, pero en la novelización, el narrador hace un trabajo espléndido guiándonos y forjándose él mismo una voz propia.  Se puede decir que no sería lo mismo sin sus comentarios, su humor, ironía, ternura, crítica...

"En las historias fantásticas, la gente puede hablar con los pájaros abiertamente y en este momento me encantaría fingir que esta es una de estas historias y decir que Peter respondió con inteligencia al ave de Nunca Jamás; pero la verdad siempre es mejor; y quiero contaros sólo lo que pasó de verdad. Pues bien, no sólo no hubo forma de que se entendieran, sino que además dejaron de lado sus modales."

Peter, como personaje, en algunos momentos me parecía un auténtico tirano.  Contiene esa impaciencia, esa crueldad inocente de los niños.  En la isla, sus niños perdidos no podían hacer nada que él no quisiera o permitiera y cuando Peter no estaba, reinaba la calma.  Su mente tenía poca memoria y recordaba aquello que le producía interés o emociones.   Pero a la vez, como los niños, su vitalidad, alegría te ganan.  En algún momento la descripción que hace Barrie del niño es un tanto siniestra, ya que destaca sus dientes de leche blancos y relucientes en un rostro que sonríe con cierta maldad.


“Hasta ese momento pensaba que estaba enfrentándose a algún tipo de demonio, pero súbitamente sus más oscuros recelos le asaltaron.
-Pan, ¿quién y qué eres tú?- gritó Garfio con voz ronca.
-Soy la juventud, soy la alegría- respondió Peter al azar-, soy un pajarito que acaba de romper el huevo.”

Habiendo leído todos los escritos de la edición, me hace gracia la respuesta. En Peter Pan en los jardines de Kensington, el bebé Peter pasa gran parte del tiempo en compañía de aves.  Este cuento da muchas claves del comportamiento del niño, de su ignorancia de los juegos infantiles y fantasía.


Y qué decir de ese hombre oscuro al que se describe como de rostro bello pero melancólico, de maneras educadas, elegantes, que vive atormentado por el tic-tac de un reloj en un cocodrilo, que tiene un garfio en su mano derecha y cuya mirada puede helarte la sangre si se torna fría.  No deja de resultar curioso que  Barrie naciera zurdo y fuera obligado a escribir con la derecha (cosas de la época).  Hay muchas teorías sobre qué inspiró a Barrie para crear a Garfio y siempre es interesante jugar e indagar.  En muchos juegos infantiles con los niños Lewellyn en mismo se identificaba con el Capitán y su nombre es James al igual que el personaje.  Para mi Garfio, no deja de resultar en cierto modo tierno  con ese miedo al paso del tiempo y leía sus lineas con una sonrisa en los labios, agradecida a esa imagen un tanto alejada de películas y dibujos.  


Sí, he disfrutado, he reído, he sido pirata, indio, hada, he construido un nido como un pájaro y he sobrevolado los cielos de Londres y de Nunca Jamás.  Todo esto, gracias a la magia de un escritor que usó su vida, sus experiencias, su fantasía, sus sueños para hacer posible que otros soñaran.  

Gracias Barrie y gracias a todos esos escritores que nos hacen soñar y que consiguen que conservemos intactos en algún rincón, ilusiones y fantasía.

Estantes de papel