El 28 de abril fui con Lidia de Cielos de papel a
ver la exposición sobre Auschwitz ubicada en la fundación Canal en Madrid (estará abierta hasta el 17 junio de este año).
Titulada “No hace mucho, no muy lejos”, esta exposición
pretende remover conciencias, corazones
y mentes para que algo así no vuelva a ocurrir. Y cuando uno se acerca a visitarla no puede evitar hacerlo con cierto cuidado y
mucho respeto.
Mas de un millón de muertos (hombres, mujeres, niños). Judíos, gitanos, soviéticos, polacos, homosexuales. Una máquina de matar donde la efectividad, ahorrar costes y tiempo, fueron los objetivos. Y donde los experimentos hacían de la ciencia algo malvado.
El horror de Auschwitz es tan inmenso, que cuando ves aquello: las pertenencias colocadas en vitrinas, expuestas para que las veamos e imaginemos por un segundo que, personas como nosotros fueron sus dueños una vez y que junto a ellas, quedaron sus sueños, esperanzas y futuro; los utensilios de los torturadores, el barracón que nos da una idea aproximada del espacio que tenían; esa cámara de gas a escala; los testimonios de la división entre los presos, convirtiendo a unos verdugos de otros aumentando así el nivel de perversión… Te preguntas, cómo el ser humano es capaz de todo eso, de semejante maldad, de orquestar algo así, de convencerse a si mismo de que lo que hace es lo correcto. Y en cierto modo, agradeces el no entenderlo, el no llegar a comprender ese grado de oscuridad.
El horror de Auschwitz es tan inmenso, que cuando ves aquello: las pertenencias colocadas en vitrinas, expuestas para que las veamos e imaginemos por un segundo que, personas como nosotros fueron sus dueños una vez y que junto a ellas, quedaron sus sueños, esperanzas y futuro; los utensilios de los torturadores, el barracón que nos da una idea aproximada del espacio que tenían; esa cámara de gas a escala; los testimonios de la división entre los presos, convirtiendo a unos verdugos de otros aumentando así el nivel de perversión… Te preguntas, cómo el ser humano es capaz de todo eso, de semejante maldad, de orquestar algo así, de convencerse a si mismo de que lo que hace es lo correcto. Y en cierto modo, agradeces el no entenderlo, el no llegar a comprender ese grado de oscuridad.
Al final, uno de los testimonios habla de dejar a un lado las
diferencias, de que no importan las religiones, ni la raza, las convicciones políticas, que pensar en
términos de “lo mío es mejor que lo tuyo” es peligroso, que los nacionalismos
son peligrosos. Y es esto lo que me lleva a dar la importancia que se merece la
parte histórica de las primeras salas y también, a sentir
pena al notar la poca gente que se detenía a ver lo que allí se contaba.
En las primeras salas hay una introducción al antisemitismo
europeo de años anteriores. Es interesante ver un título de propiedad, que data de 1550, de un noble a la comunidad judía para la
construcción de una sinagoga en la región polaca de Oświęcim (en alemán Auschwitz) donde mas tarde se levantaría el campo. Mostrando esto, como la
comunidad judía en toda Europa llevaba asentada años, más allá de las
recurrentes corrientes antisemitas que de vez en cuando surgían en los
distintos países. Por esto, no deja de
resultar curioso los carteles que surgirían después de “judío vete a tu país”. Ya estaban en su país.
Imágenes de judíos que lucharon en la 1ªGM y luego fueron tratados como seres inferiores
o meros números a los que eliminar. Y quizá
una de las cosas más impactantes, el infame juego de mesa de “caza al judío”
una especie de parchís de morboso propósito.
Me ha llamado la atención el poco interés que despertaban (para algunos) los momentos previos al nazismo. Esos
efectos terribles de la 1ªGM para Alemania, los carteles que aparecen junto a las condiciones
de rendición, o los que muestran lo que supuso de pérdida no solo de las fronteras y limitación de ejército, sino de producción de
carbón, agrícola, etc. O la pared donde aparece de manera gráfica los efectos
de la enorme inflación. ¿Todo esto justifica lo posterior? No, claro que no,
pero sin eso, jamás podrás ver con claridad la sala donde se proyecta la
película de la arenga de Hitler, y donde cada columna está adornada con los carteles de la propaganda
nazi, que impacta con sus colores, letra y figuras.
"La historia dicta que, mientras haya seres humanos
sobre la faz de la tierra, los hombres lucharán
contra los infrahombres...Podemos concluir
sin temor que esta lucha por la vida o la muerte
responde a la ley natural en igual medida que la del
bacilo que causa la peste contra el cuerpo sano. "
Heinrich Himmler Reichsfürer SS (1935)
Auschwitz es más que una muestra de las monstruosidades del
nazismo. Para mí es un ejemplo de cómo
se llegó a eso (breve, eso sí), de lo que allí se hizo y también de otros que fueron asesinados por supuestas enfermedades mentales o deficiencias, de cómo unas personas
fueron torturadas y masacradas, de cómo otras sobrevivieron y fueron capaces de contar al
mundo lo que allí sucedió. Y de una sociedad internacional que hizo oídos
sordos hasta que fue tarde y no hubo marcha atrás, quedando avergonzada de su
propia actitud.
Es conmovedor escuchar a supervivientes hablar de aquellos en los que se apoyaron para seguir adelante día a día, haciendo del compañerismo y de la amistad una luz en medio de todo aquello.
Es conmovedor escuchar a supervivientes hablar de aquellos en los que se apoyaron para seguir adelante día a día, haciendo del compañerismo y de la amistad una luz en medio de todo aquello.
Realmente es necesaria, por muchas razones. Aunque parezca
mentira, algunas personas niegan que esto pasara, otras no saben lo que allí
ocurrió y muchas, necesitan algo así para remover su conciencia.
Mucha gente cuando sale, dice que esto
no puede volver a pasar y lo más triste de todo es que ya ha pasado. Quizá no se ha construido una fábrica de
matar como en este caso, pero sí se han matado miles de personas por cuestiones de
raza o religión desde 1945 hasta nuestros días.
Solo hay que buscar en Internet y encontrarse con la parte más oscura
del ser humano.
Solo espero, que exposiciones como esta conciencien a nuevas
generaciones a hacer las cosas un poco mejor, pero no se conseguirá si no están
pendientes a la vez, de lo que sucede a su alrededor.
Por último, me gustaría hacer dos recomendaciones:
-La novela de Stefan Zweig El mundo de ayer. Un retrato desde finales del siglo XIX hasta el
año anterior a su fallecimiento, y que habla muy claro de los efectos de los
nacionalismos en la Europa previa a la 1ªGM y el periodo de entre guerras.
-La figura de Fritz Bauer. Fiscal que, en los años sesenta, consiguió sacar a la luz y juzgar por primera vez, a criminales implicados en lo sucedido en Auschwitz cuando en Alemania imperaba una cultura de olvido. Quien quiera ver el vídeo sobre el juicio aquí tiene el enlace.