lunes, 21 de noviembre de 2016

Reseña: El fragor del día de Elizabeth Bowen






Título: El fragor del día
Autor: Elizabeth Bowen
Editorial: Impedimenta
Num pags: 352

Sinopsis
El fragor del día (1948), inédita en castellano, es quizá una de las más vibrantes novelas sobre el Londres asediado por las bombas y la pobreza durante el Blitz. Novela de personajes, de atmósferas, tremendamente vívida, narra la historia de Stella Rodney, que ha decidido no abandonar Londres cuando todos los demás se han marchado huyendo de una muerte posible. Para Stella, la sensación imperante de catástrofe se vuelve personal cuando descubre que el hombre a quien ama, Robert Kelway, es sospechoso de vender secretos a los alemanes y que el hombre que lo persigue, Harrison, quiere que sea ella quien pague el precio por su silencio. Atrapada entre dos corrientes, Stella ve su mundo derrumbarse.


Opinión
Esta vez el reto de Irlanda me ha llevado a conocer a una autora y a sumergirme en uno de mis momentos históricos preferidos,  la Segunda Guerra Mundial y sus bombardeos sobre Londres.

Elizabeth Bowen nació en Dublín, aunque a temprana edad fueron a vivir a Inglaterra.  Sin embargo su contacto con la Isla Esmeralda siguió ya que su familia tenía una propiedad allí que la autora siempre luchó por mantener y que visitó a lo largo de su vida hasta que, con todo su pesar, se tuvo que deshacer de ella. 
Estudió en la Escuela de Arte de Londres y mas tarde se decidió a escribir, pasando a ser considerada una de las voces mas importantes de las letras en lengua inglesa.  Algunas de sus novelas mas reconocidas son La casa en París y Muerte del corazón.  Durante la 2ª Guerra Mundial trabajó para el Ministerio de Información y recibió bastantes premios por sus obras literarias.

El fragor del día ha supuesto todo un descubrimiento, una lectura mezcla de entretenimiento y agobio.  La acción principal se centra en tres personajes: Stella, Robert y Harrison.
Stella es una mujer viuda, cuyo hijo está en el ejército y el cual, acaba de heredar una propiedad en Irlanda.  Debido a su ausencia y a ser aun menor de edad, es ella la que se hace cargo de todo.  En el entierro de este familiar, conoce a un hombre misterioso que será su sombra durante toda la novela. 
Robert es el “interés amoroso” de Stella, un hombre del que sabemos poco, solo que tras la batalla de Dunquerque ya no está en el ejército y que su amor por Stella es quizá mas fuerte que el de ella.  Según se dice en la novela, “la época de guerra con sus improvisaciones, pausas y aplazamientos, no podía ser mas amable con el amor romántico” y esto en cierto modo es parte de lo que se refleja en ella, no solo en la historia de estos personajes, sino en muchas situaciones que aparecen.  Solo la familia de Robert da la impresión de algo peremne, inamovible.
Luego teneos a Harrison, un hombre del que no sabemos nada, del que ni la propia Stella sabe nada y es ella la que ha de lidiar con él continuamente.  Es un personaje misterioso, que se nos presenta de un modo desasosegante en ocasiones y del que la propia protagonista afirma; “Si no puedes concebir sus sentimientos, no puedes concebir como es.  Al fin de cuentas, por eso es un hombre peligroso.”

El “juego” entre estos tres personajes se inicia, o eso parece, cuando Harrison le dice a Stella que Robert colabora con el enemigo.  Ella por supuesto no le cree, solo conoce Harrison de vista, de haber hablado de forma breve con él en aquel funeral y no tiene motivos para desconfiar del hombre con el que lleva ya dos años.  Pero Harrison es insistente, misterioso, duro y le propone proteger a Robert si ambos inician una relación.  Ella no puede creer sus palabras y le contesta cortante, como respuesta recibe un simple “nunca nadie me ha amado”.
Desde este punto en adelante, la novela nos desvela cómo comenzó la relación de Stella y Robert en ese ambiente bélico donde todo parece fugaz, donde muchas relaciones quizá no se hubieran iniciado.  Stella y Robert se conocieron una noche y un bombardeo irrumpió de golpe en esa primera vez, en esa primera conversación.

Fue la demolición de un instante: se quedaron quietos hasta que cesó el temblor. Lo que habían estado diciendo, o lo que habían estado a punto de decir, ninguno iba a saberlo jamás. Casi todas las primeras conversaciones son naturalmente triviales; al perderse, las de Robert y Stella adquirieron la importancia de una clave perdida. Olvidaron lo que hicieron después, lo que dijeron en vez de lo que iban a decir: hay preguntas que, si no se hacen en el comienzo, no se hacen después, así que nunca las hicieron. Les habían arrebatado el momento culminante de aquel primer encuentro; más tarde tal vez se resarcieron un poco de aquello.”

Elizabeth Bowen nos presenta  poco a poco a los personajes mediante sus vivencias y relaciones mas que mediante reflexiones.  Aquí todo lo que conocemos es lo expresado por ellos en voz alta o lo que el narrador nos cuenta, no hay monólogos interiores.  El trabajo de la autora es magnífico, de tal modo que al leerlo sientes lo mismo que va sintiendo la protagonista en muchos momentos con respecto a Harrison y con respecto a ese Robert del que sabe poco y va conociendo cosas tan normales como su familia y antiguas parejas. 
Es una novela donde el pasado es importante, donde las apariencias juegan pasadas a veces dolorosas y llevan a falsas opiniones.  
La novela habla de muchos temas.  Es curioso como los bombardeos que parecen la excusa perfecta para llamar la atención del lector, son los menos presentes en la historia, aquí no veremos descripciones de casas desoladas y gente muriendo de hambre por las calles.  Aquí son vidas bombardeadas por el correr del tiempo que la Guerra hace saltar por los aires.  Hombres y mujeres que en esta situación han de  salir adelante y hacer frente a ideas, personas, oscuridad y pasado.

“-No sé qué quieres decir. ¿Qué es lo que quieres decir? ¿País? Ya no quedan países; solo nombres. ¿Qué país tenemos tú y yo fuera de esta habitación? Sombras agotadas, que se arrastran hacia la batalla. ¿Y cuánto tiempo van a prolongar la batalla? Nosotros estamos más allá de todo eso.”

Junto a estos tres protagonistas tenemos a dos mujeres jóvenes.  Una casada a la espera de que regrese su marido y otra, vigilante de los refugios.  La primera ha conocido a Harrison en un parque y en cierto modo se obsesiona por él.  Es una chica que vive la soledad como puede, cada día intenta conocer a gente distinta, es un persona un tanto perdida que sale adelante gracias a su compañera de casa.  Son dos personajes reflejo de lo que era la situación de ese momento, un reflejo mas humano quizá y que juega un papel azaroso en el transcurrir de la trama principal.  Si he de ser sincera, diré que son los personajes que menos me han gustado, quizá porque estaba tan metida en la trama principal que cada vez que salían estas dos chicas quería que desaparecieran.  Pero bueno, al final tenían su función (sea esta discutible o no).

En esta novela Irlanda está presente de un modo lejano.  Ahí está la tierra heredada por el hijo de Stella y es ahí también, donde toma contacto por primera vez con Harrison.  Una tierra de locos que no lo son, de gente agarrada a las tradiciones, inamovibles ante el paso del progreso, agenas a esa guerra que asola la tierra vecina. Me resulta curioso el trato que le da a la propiedad familiar en esta novela ya que, en cierto modo, se parece a la de la propia autora con la propiedad familiar.

Esta novela me ha resultado oscura en muchos momentos, emotiva y evocadora en otros, de una belleza narrativa que me ha llevado de la mano en cuanto me metí en ella y con unos personajes de una psicología un tanto complicada pero que puedo entender gracias al trabajo de la autora.

Como negativo diré, que me costó entrar un poco, las quince primeras páginas fueron un tanto difíciles para mi, sobre todo porque tienen como personaje a uno de mis problemáticos.  Pero en cuanto se superó ese bache el “enganche” ha sido total.  Pero al llegar al final de nuevo he tenido problemas. No se cómo explicarlo, me he quedado con una sensación de “corte seco”, de que me quitaban algo.  Estas faltas hacen que la novela no sea redonda.
Entiendo que Elizabeth Bowen  sea tan considerada y espero leer otra de sus novelas, probablemente probaré con otra ambientada en el mismo periodo (ya se, lo mío es puro vicio) y luego ya pasaré a otras distintas.  

Una novela que recomiendo del todo


Estantes de papel