lunes, 11 de abril de 2016

Reseña: Último día de un condenado a muerte de Victor Hugo






Título: Ultimo día de un condenado a muerte
Autor: Victor Hugo
Editorial: Austral
Colección: Básicos
Num páginas: 144

Sinopsis
Desde su celda, un condenado a muerte comparte con el lector, hora por hora, minuto a minuto, los últimos momentos de su vida. Para aliviar su intolerable espera, escribe sobre sus vanas esperanzas de ser indultado, su último viaje en furgón o su miedo a enfrentarse a la multitud en la plaza de ejecuciones, pero también sobre el recuerdo de sus últimos paseos por París o la sonrisa de su hija Marie. A través de sus palabras, el condenado anónimo y sin rostro no tarda en convertirse en un hombre de carne y hueso. Publicado en 1829, Último día de un condenado a muerte es un conmovedor alegato contra la pena capital, que Victor Hugo escribió en su lucha por la abolición de las ejecuciones judiciales, convertidas en espectáculo público en Francia tras la Revolución de 1793.


Opinión

Llegué a esta novela corta a través de un vídeo visto en Booktube.  Mi experiencia con el autor no deja de ser un tanto peculiar, como la de muchas personas en realidad.  Adoro sus historias, sus personajes, la manera en la que los construye y los guía por la trama Pero ese detallismo rayano en lo extremo con que describe alcantarillas o edificios, según sea el caso, puede llegar a exasperarme.

En la historia corta que nos ocupa, no hay lugar a descripciones extensas.  Aquí todo es sentimiento, miedo, dolor, asombro, lucha, angustia…
Víctor Hugo escribió esta pequeña joya, harto de ver el espectáculo sangriento que suponían cientos de cabezas cortadas. La guillotina se ampara en el bajo sufrimiento que provoca al reo dicho método y es esto y otras cosas lo que Hugo, además de la idea de justicia/venganza.

La obra fue publicada de forma anónima y el autor asombrado por la fría y cínica acogida, decidió editarla de nuevo en 1832 añadiendo un prefacio que suele aparecer en todas las ediciones actuales. En este da  nombres y datos, “mojándose” de verdad por una idea en la que creía ciegamente: la abolición de la pena de muerte.

Pero ¿qué nos encontramos en la novela?

Personaje principal.   Ante nosotros tenemos a un hombre del que no sabemos casi nada.  No conocemos su delito (lo que ayudad a evitar prejuicios), solo se nos dice que hubo sangre. Sabemos que es culto, sabe latín y pide útiles de escritura para dejar constancia de sus últimos días de vida, además se asombra del modo vulgar de hablar de la gente que le rodea.   El mismo nos habla de su familia, tiene madre, esposa e hija.  Para él lo mas duro es pensar en el incierto porvenir de su pequeña niña.
Gracias a este personaje de claras características románticas,  conocemos la deshumanización de los presos, la manera en la que son convertidos en seres que no cuentan, son poco menos que las rocas de las paredes de los muros que soportan el edificio.
La escena descrita por Hugo, en la que los destinados a trabajos forzados son atados a grilletes en el patio, previamente separados en filas, desuniendo amistades, desnudando los cuerpos dejándolos a la fría intemperie y sometiéndolos a los golpes del mazo sobre el metal, es de una claridad que rompe al lector.  Lo mismo ocurre con la imagen inicial en la que el protagonista recibe su sentencia, una mañana soleada, de flores doradas en la que parecía que nada podía salir mal.
Un personaje que es nuestros ojos y oídos,  la conciencia de muchos y la falta de escrúpulos de otros tantos


La Guillotina. Sí, aunque parezca raro este es un personaje presente en toda la historia.  Una sombra que se cierne sobre el preso. Su destino final, su miedo. Un destino añorado por aquellos que han pasado años en trabajos forzados y solo quieren descansar.  Esa guillotina que liberó a Francia del tirano y que ahora el autor solo quiere que pare su trabajo.

La prisión de la Bicêtre.  Aquí el preso pasa sus días en una celda diminuta entre firmas y grabados de los condenados que le precedieron.  Apenas sin luz, sin relacionarse con nadie, viendo un poco por un pequeño agujero.  Sus días dan para recordar, para divagar, para pensar en lo que se ha convertido su vida, en lo injusto de una justicia que deja a las familias de los condenados a la guillotina casi en la indigencia.  Los fríos muros del penal son testigos de todo esto.

Último día de un condenado a muerte tiene una narración ágil gracias a un lenguaje ameno (sin olvidar la época en la que fue escrito), accesible y a unos capítulos que oscilan entre la página y las tres páginas.  Una intento por llevar una historia dura y real a un pueblo dormido, que aceptaba como normal un hecho que para el autor, no significaba nada más que un acercamiento a horrores de épocas pasadas.

Nos encontramos con momentos realmente hermosos, junto con otros descorazonadores.  Hugo nos hace sentir la desesperación del protagonista al ver que la visita del sacerdote no le supone alivio, que no es nada para nadie allí, que hablan sin sentir que él existe, que su intento por impedir que eso 
vuelva a suceder no supondrá su salvación y que el tiempo corre de manera irremediable en su contra.

Desde luego estamos hablando de una novela imprescindible para los seguidores del autor, los amantes de la buena literatura, para aquellos que busquen leer “algo más”.   Y desde luego recomiendo especialmente las notas finales, no tienen desperdicio.

Para mi ha sido un maravilloso descubrimiento que recomiendo totalmente.


Estantes de papel