Título: Las bellas extranjeras
Autor: Mircea Cărtărescu
Editorial: Impedimenta
Num pags: 256
Sinopsis
Mircea Cartarescu, autor de las visionarias Nostalgia o
Lulu, aborda tres relatos magistrales, cargados de un humor amargo y brutal. El
volumen se abre con «Ántrax», que narra, en plena paranoia post-11-S, cómo el
autor recibe un sospechoso sobre desde Dinamarca, hecho que moviliza al kafkiano
establishment policial rumano. En «Las Bellas Extranjeras», indudable pièce de
résistance del volumen, asistimos al delirante viaje del autor en compañía de
once escritores rumanos a tierras francesas, un descenso a los infiernos que
alcanza, por momentos, la grandeza de lo grotesco. En «El viaje del hambre», un
joven Cartarescu aspirante a poeta en la época previa a la caída del comunismo,
es invitado por un grupo de escritores de una ciudad de provincias y se ve
arrastrado a un sinfín de situaciones absurdas con el estómago vacío y muerto
de frío.
Un libro magistral por el que desfilan escritores, artistas,
policías, estudiantes, funcionarios culturales y hasta fantasmas: tres relatos
cargados de un humor que nos lleva de la sonrisa cómplice a la abierta
carcajada.
Opinión
Impedimenta, como ya he comentado en otras ocasiones, es una
fantástica editorial que me ha servido más de una vez para conocer
autores. He de confesar que no he leído mucho, o más bien nada de literatura
rumana y cuando supe de este libro me pareció interesante.
Mirando por internet, algunos comentaban que este título, si bien no es
muy característico de la escritura del autor, si es una buena manera de
iniciarse el él y por mi parte siempre me ha gustado comenzar con autores
desconocidos mediante relatos o historias breves. Así que esta era mi
oportunidad perfecta.
Aunque no suelo hablar de autores por aquí, creo que esta
vez si que conviene hacerlo de manera breve.
Autor nacido en 1956 es considerado uno de los mejores
escritores de su país. Es prosista, poeta
y crítico literario, conferenciante y catedrático de Literatura rumana en la
universidad de Bucarest. Ha recibido
varios premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio Euskadi de
Plata que otorgan los libreros de
Guipuzcoa precisamente por Las bellas
extranjeras. Otras novelas suyas como
Nostalgia, Lulu o El castaño de nuestro amor también están publicadas por la
editorial Impedimenta y lo mismo caerán pronto entre mis lecturas.
Mirando reseñas de otros lectores y libros suyos, he visto como alababan sus manera directa, humorística, un tanto desencantada de escribir, "una narrativa que engancha", es el comentario que encontraba con frecuencia y que he podido comprobar por mi misma.
Las bellas extranjeras es el título de uno de los tres
relatos que componen esta publicación y el de mayor extensión, más de la mitad
del mismo. Las tres comparten un
sentido del humor satírico, un tanto exagerado en ocasiones, con un poco de
ironía, que se mezcla con párrafos críticos y nostálgicos. El mismo autor en su introducción pretende
alejar de sus páginas a todos aquellos carentes de sentido del humor, pero a la
vez teme que diciendo esto precisamente se acerquen en manada a leer sus
páginas (solo esto ya marca el tono del mismo).
Antrax es un relato ambientado en esos meses de paranoia
post 11S al que siguieron los episodios de envíos de Antrax a distintas zonas y
que el autor usa para hacer reír y criticar al mismo tiempo. El mismo se ve envuelto en un episodio en el
que al recibir un sobre sospechoso desde Dinamarca (lugar donde solo conoce a
Hamlet), hace lo único responsable para no ser el culpable de una epidemia a
nivel nacional, llevarlo a la policía.
En ese momento se ve envuelto en una situación mitad El castillo de
Kafka, mitad Vuelva usted mañana de Larra donde vemos a un ciudadano preso de
la burocracia. Todo esto provocanto escenas
divertidas y a veces grotescas.
Las bellas extranjeras cuenta el viaje del autor junto con
once compañeros escritores a Paris,
ellos son en realidad las bellas a las que hace referencia el título. Un relato lleno de ironía, referencias al
mundo de los autores y sus pullas (es curioso como el autor siente el menosprecio de sus compañeros escritores por su manera de escribir y el retrato que hace de los aprecios fugaces entre autores), de los libros y las dificultades económicas (muchas de ellas propias de pertenecer a un país socialista en una determinada época), de esas giras que se ven obligados a
hacer a veces en condiciones bastante risibles, a los prejuicios que causa su aspecto físico tan moreno de pelo y piel. Algunos párrafos son tristes, otros
hilarantes y algunos que hacen referencia a esa admiración hacia otros autores anteriores y a la supervivencia de los nuevos. Todo con una honestidad, tanto de ideas como de lenguaje, que engancha. Aquí dejo una prueba.
Boulevard Raspail, Paris |
Y ahora, en París,
mientras nos dirigíamos en grupo hacia un restaurante argentino, con un viento
violento que hacía crujir a los plátanos desnudos alineados a lo largo de los
bulevares, pensaba que nosotros, los escritores adocenados de las Belles
Étrangères, seríamos en algún momento, antes de lo que creemos, historia
literaria como todos los que nos han precedido. Que los poetas más jóvenes de
hoy en día, que dentro de unas décadas serán hombres maduros, se mostrarán
orgullosos de habernos visto, al menos a algunos de nosotros, y dejarán
testimonio de que existimos de verdad y de que éramos gente como ellos,
vestidos con ropas normales.
Desde luego, de los tres relatos este es el que más me ha
gustado. Su lenguaje rico pero
accesible, su cercanía, la manera de “desnudar” sentimientos y recrear
situaciones. Los recuerdos se mezclan
con las andanzas del viaje de estos doce autores que van a parar a lugares de
lo más peculiares, conociendo a su vez a personajes pintorescos como un
traductor que no tiene ni idea del idioma que ha de traducir, o situaciones hirientes como cuando quiso cambiar el cheque de viaje por dinero y su aspecto se lo puso difícil...
Un relato por el que merece la pena leer la recopilación.
El viaje del hambre, es el tercero y último (y creo que el
de menor extensión). De todos es el que
menos me ha gustado, quizá la parodia ha alcanzado un nivel demasiado alto y
mira que a mi el absurdo me gusta mucho, o quizá el nivel onírico de cierta parte del relato no ha sido para mi.
En este tercer relato,
un joven Mircea es invitado a una lectura en un pueblo bastante alejado
de su residencia habitual. Acuciado por
la soledad y la falta de todo lo básico, decide acudir ya que no ha de pagar el
billete de tren. Allí se topará con unos
personajes inverosímiles que tras tenerle un día sin comer, a base de alcohol ,
llevándole de acá para allá, le proporcionaran los dos días más extraños de su
vida de los que años después aun se seguirá acordando.
Una narración con encanto pero que no ha logrado
llenarme tanto como los anteriores. Puede que el problema ha radicado en que me he leído los tres seguido y Las bellas extranjeras había dejado el listón muy alto, así que recomendaría no leerlo seguido como he hecho yo para que no pase lo mismo.
Resumiendo, este es
un libro con el que he disfrutado mucho, una de esas lecturas que de vez en
cuando necesito, un cambio de ritmo, de tono… no se si me entendéis. Mircea Cărtărescu en estos relatos no tiene
una narración pesada, pero si puede resultar difícil por las referencias a
situaciones sociales, a escritores patrios que no se conocen por estos lares y
que has de mirar en las anotaciones, pero no molesta gracias a su humor y
lenguaje divertido y directo que usa en todo momento.
Me ha dado pena, mientras leía, el no conocer las
referencias, el darme cuenta de mi incultura en lo referente a la literatura de
este país (y de otros muchos ya de paso).
Solo espero poco a poco ponerle remedio y desde aquí os animo a que
probéis con alguno de estos relatos, de verdad que merece la pena.
Un grato descubrimiento