miércoles, 6 de mayo de 2015

Reseña: Los amores de Sylvia de Elizabeth Gaskell

Esta novela lleva en mis estanterías bastante tiempo desde el día que la compré por impulso,  tras haber visto la adaptación de “Esposas e hijas”.  Gaskell es una de mis escritoras favoritas, pero siempre siento una especie de escalofrío y respeto al enfrentarme a cada uno de sus libros.  Una vez abierto, sin embargo, disfruto cada linea.





Título: Los amores de Sylvia
Autor: Elizabeth Gaskell
Editorial: DeBolsillo

Sinopsis

En un pequeño pueblo portuario inglés, la joven Sylvia Robson es requerida en amores por dos hombres de carácter antagónico: el comerciante Philip Hepburn y el arponero Charley Kinfaid. Cierto secreto no revelado forjará el destino de los tres protagonistas, cuyas vidas conocerán demasiado tarde el arrepentimiento y la redención. Una historia apasionante, ambientada en el periodo épico y miserable de las guerras napoleónicas, con la que Elizabeth Gaskell tejió un retrato extraordinario de las costumbres y los comportamientos de una comunidad rural.


Opinión

Cuando te sumerges en un libro de Gaskell sabes que vas, no solo a leer una historia, sino también a conocer a sus gentes, sus vidas y costumbres.  Es una escritora capaz de retratar hasta el más mínimo detalle con una precisión enorme.

“Los amores de Sylvia” está ambientado en un pueblo ballenero.  En 1859 la autora visitó, junto a dos de sus hijas, la población de Whitby y quizá eso le sirvió tanto en las primeras páginas de la novela, como en algunas de las escenas de los pescadores e incluso de las historias contadas por el padre de la protagonista.

Cuando comienza la historia, nos encontramos en 1796 e Inglaterra está sumida en las Guerras Napoleónicas,  esta situación lleva al gobierno a tomar medidas extremas para reclutar hombres, llegando a “robarlos” de los barcos pesqueros según llegan a puerto (patrullas de leva).  Lo cierto es que es una sociedad sujeta a todo tipo de leyes, impuestos, etc, algo que se ve muy bien reflejada en la novela.  Gaskell además, nos presenta una historia llena de pasión, de lucha entre el bien y el mal, entre lo que es correcto y lo que no, la razón y el corazón, la sociedad y el individuo que ansía una libertad para si.  También hay una clara diferenciación entre los distintos gremios, ya sean pescadores, agricultores o comerciantes.




El principio de la novela, una vez situado el lector correctamente en el lugar, tiene unos tintes alegres y bastante cotidianos.  Sylvia es una jovencita que vive con sus padres, mimada por estos al ser hija única y admirada por muchos debido a su belleza.  Su carácter es un tanto altanero, aunque de corazón puro.  Su primo Philip está enamorado de ella, pero Sylvia no soporta sus atenciones continuas.  Bell, la madre de la joven, le ve con buenos ojos, pero su padre no.
Un buen día aparece un joven y atractivo arponero, primo de su mejor amiga y Sylvia se fija en él.  Y ahí es cuando todo empieza, el amor de Sylvia, los celos, la traición...


Gaskell plasma perfectamente la psicología de los tres personajes principales.  Personas totalmente distintas, con virtudes y defectos.  No se puede decir que uno es mejor que otro, que uno es el malo y otro el bueno.  Es lo grande de esta autora, plasma las situaciones, muestra los sentimientos, los actos y las consecuencias.  Muchas veces mientras leía, tenía que pararme y respirar.  Primero me  enfadada con Sylvia, luego leía alguna afirmación o una reacción y pensaba si yo (o cualquiera de nosotros) haría lo mismo. Si pese al tiempo pasado, las diferencias religiosas y sociales, la gente ha cambiado tanto en lo tocante a sentimientos.  Sobre todo el último tercio apela a eso, a las reacciones que provocan los sentimientos, a lo que somos capaces de hacer o incluso a renunciar.

Los secundarios son muy importantes en el universo Gaskell.  Para ella un personaje es producto de su entorno, la incultura, lo duro del día a día, las costumbres… Todo esto, conforma un futuro para Sylvia muy alejado del destinado a la protagonista de “Norte y Sur”.  Esos padres  que tanto la mimaron.  Uno,  ex pescador y peleón por naturaleza, ejemplo para ella en muchas cosas. La otra, una madre a la que adora y cuida, pero que no es capaz que hacer que aprenda a leer.  Una amiga que la envidia de una forma cruel.  Hester  (apoyo incondicional de Philip), la dulzura hecha ángel de la guarda y quizá el personaje más puro de todo el libro capaz de redimir a todos.  Una galería enorme que merece tenerse muy en cuenta.


Cuando he cerrado el libro, he dicho adiós al sabor de la sal del mar en mis labios, al sonido del viento, de las olas, de la gente por las calles del pueblo, del ajetreo de los días de mercado o a la llegada de los balleneros… Todo eso y mucho más se queda en las hojas de “Los amores de Sylvia”, un lectura que cuando la empiezas no puedes dejar.