lunes, 19 de diciembre de 2016

Reseña: Una semana en invierno de Maeve Binchy





Título: Una semana en invierno
Autor: Maeve Binchy
Editorial: Plaza y Janés
Género: Sentimental
Num pags: 368

Sinopsis
Stoneybridge es un pueblecito de la escarpada costa de Irlanda que recibe gran cantidad de turistas en verano y fuera de temporada se queda prácticamente vacío. Pero los alrededores no están desiertos del todo, porque en Stone House, un viejo y precioso hotel sobre el acantilado, hay un grupo de huéspedes muy variopinto que durante una semana de invierno disfruta de su cocina espaciosa y cálida, de la chimenea de leña y de los elegantes dormitorios. Y aunque casi nadie es capaz de resistirse a los encantos del lugar, pocos son quienes conocen su historia, y menos aún la historia de su amable anfitriona Geraldine Ryan, Chicky, para todo el mundo. Una semana en invierno cuenta la historia de los diversos personajes que coinciden en este hotel tan especial, y la sorprendente influencia que esa estancia tendrá en sus vidas

Opinión
Hacer un reto de novelas escritas por autores irlandeses, o ambientadas en ese país y dejar fuera a Maeve Binchy no tiene demasiado sentido.  Es desde hace muchos años, una de las autoras más representativas, se han vendido una gran cantidad de sus novelas y adaptado al cine otras tantas.

No recuerdo exactamente a qué  edad comencé a leerla, o cuando vi la adaptación de Círculo de amigos.   En mis estanterías se mezclan ediciones grandes con otras de bolsillo, unas más caras con otras de oferta, de esas con portadas horrendas a cinco euros.  Fue la época en la que también leía a Rosamunde Pilcher y entre las dos llenaban muchas horas de lectura.



Si algo tiene Maeve Binchy,  es esa capacidad maravillosa para construir personajes y ambientes, para transportarte a esa Irlanda mágica donde todo es posible y donde cualquier mal se cura. Ese es el caso de esta novela, aquí encontramos a multitud de personajes que por una causa u otra se reúnen en un pequeño hotel y salen renovados.

Los personajes principales son encantadores y como alma de la novela, como centro, están muy bien escogidos.  Tenemos a Chiky una mujer que regresa de Estados Unidos tras una vida no muy fácil y cuyo carácter es duro.  Al llegar, decide comprar esta casa vieja para no depender de nadie y montar ahí un hotel. A lo largo de la novela veremos como ese carácter va mostrando distintas caras, una fría, otra observadora, cálida, amable... es un personaje que da de sí y que conquista a su manera.
Con ella, para tenerla a su lado, trae a la anciana y amable señorita Queenie, a la que conocía de su anterior estancia en Stoneybridge.  La señortia Queenie era muy peculiar, parece salida de otra época y con su dulzura y maneras, se pone en seguida a hacer de aquel sitio un hogar. Vemos como arregla el jardín, como adopta una gata intentando hacer de aquella casa algo mas cálido.  Su inocencia, la cercanía que muestra con todos compensa, en cierto modo, la frialdad de Chiky.  
Cada persona que llega, ya sea trabajador o huésped tiene una historia detrás que allí parece aligerarse con el paso de los días y el soplo del viento de los acantilados.

Una semana en invierno trae una trama que si bien, a veces peca de un tanto dramática y lenta, es compensada con momentos de ternura, cierto humor y encanto.  No negaré que a veces me ha costado seguir leyendo ya que el esquema del libro es mas o menos lineal, cada capítulo presenta a un personaje distinto, futuro inquilino del hotel, con su historia cargada de mas o menos problemas.  Este esquema de novela casi como de pequeñas historias entrelazadas, hizo que decidiera meter otra lectura mientras estaba con ella, de modo que así se fue bastante mas amable el seguir leyendo, ya que no me planteaba el abandonarla.

¿Los motivos para no abandonarla? además de Chicky, un personaje bien construido, tenemos al joven Rigger que llegó allí huyendo de los problemas y dejando a una madre con el alma rota y que me conquistó en su capítulo.  Son personajes que la autora perfila de una manera que consigue que los veas con facilidad, incluso que los imagines hablando y escuches sus voces.  Otro motivo es el sentirte en ese rincón imaginario de Irlanda por un pequeño instante.

Maeve Binchy no es para todos os públicos ni para todos los momentos.  Como narradora de novela sentimental, gusta de personajes no siempre felices y de contar situaciones poco amables.  Eso de juntar en un mismo hotel a personas que necesitan salir del bucle en el que están inmersos, puede resultar un poco pesado a veces, pero si se lee a pequeñas dosis gusta.  Además la visión que da de esa Irlanda de acantilados salvajes, naturaleza sanadora y gente amable merece mucho la pena.

En fin, que me ha gustado reencontrarme con una de mis escritoras favoritas de hace algunos años, aunque esta desde luego no sea su mejor novela.

Estantes de papel