Título: Un jardín al norte
Autor: Boris Izaguirre
Editorial: Planeta
Sinopsis
Nacida en Inglaterra en los albores del siglo XX y testigo desde pequeña de los efectos de la guerra y su dolor. Hija
de espía y peón de un juego del que se verá obligada a tomar parte, pasando ser
una pieza fundamental. Partícipe de
grandes acontecimientos históricos y protagonista de una historia de amor que la
puso en primera fila.
Rosalinda Fox, esa mujer pelirroja que conducía un coche
rojo.
Opinión
Con Rosalinda Fox me pasó como a mucha gente, la conocí
gracias a la novela “El tiempo entre costuras”. Esa mujer inglesa, espía, luchadora, fuerte
y maravilloso personaje secundario, me cautivó.
Así que cuando supe de este libro me puse realmente contenta.
Lo curioso es, que aunque en cuestiones de literatura
siempre he pensado que no se debe tener prejuicios, ante este libro al
principio los he tenido. Nunca había
leído nada de Boris Izaguirre y aunque conocía su larga carrera como escritor,
no terminaba de decidirme. Pero al final
la curiosidad pudo con los prejuicios.
Estamos ante una biografía novelada y narrada en primera
persona, esto último es un auténtico
acierto. El lector es capaz de ver cómo va cambiando la mente del personaje, desde
esa niña de doce años que ve cómo todo el mundo que la rodea cambia, llenándose
de personas que no son quienes ella creía, a esa mujer de más de treinta que
nos despide en las últimas páginas del libro.
Boris Izaguirre ha creado un personaje por el que se nota su
debilidad y cariño y la ha rodeado de un gran grupo de personajes secundarios
tanto reales como ficticios. La novela
no sería la misma, sin el señor Higgs y su ambigüedad con respecto a mucho de
lo que le sucede a la protagonista, los padres de Rosalinda, el fiel Zahid su auténtico compañero de aventuras…
He leído la novela con auténtico placer, viendo como pasaban
ante mí los sucesos de un siglo apasionante, entrelazados con la vida de una
mujer maravillosa. Seguro que el autor
ha tapado las sombras del personaje, como ha hecho con las de otros que aquí
aparecen, para así crear una historia más amable y apasionada. Pero esta es la vida de una mujer que, como
dice al principio de la novela, sabía la importancia de las apariencias y se
pasó media vida siendo lo que no era, casada con quien no deseaba y teniendo que
espiar a quien en realidad amaba.
Es cierto, que en algunos momentos se me ha hecho un tanto
tediosa. Los últimos días en la India,
me han parecido demasiado largos. Lo
mismo me ha ocurrido con algunos momentos del final de la novela. La caracterización de la mujer de Beigbeder,
aunque no queda mal en la narración, me ha decepcionado. Creo que, como bien dice el propio autor en
las notas al final de la novela, la Rosalinda real no la hubiera retratado así. Pero aquí todo es más apasionado, las cartas
de los amantes, los encuentros, la desesperación de no verse, las primeras
miradas… y por supuesto, el dolor de la mujer de Beigbeder.
Me quedo con otras escenas que ha sido una delicia leer: la
sensación de la primera vez que montó a caballo en la India, la descripción de
los jardines del palacio del Protectorado, su encuentro con Beigbeder en Nueva
York…
“Un jardín al norte” ha sido aquello que esperaba cuando
pensaba en Rosalinda Fox. He sido capaz
de imaginar cada escena y cada olor.
Podía sentir su dolor y alegría en cada párrafo. Su descaro unas veces y su angustia otras. Y también, podía ver la elegancia de esa
Rosalinda pelirroja conduciendo su inseparable coche rojo.