miércoles, 1 de abril de 2015

Reseña: Un jardín al norte de Boris Izaguirre







Título: Un jardín al norte
Autor: Boris Izaguirre
Editorial: Planeta

Sinopsis

Nacida en Inglaterra en los albores del siglo XX y  testigo desde pequeña  de los efectos de la guerra y su dolor. Hija de espía y peón de un juego del que se verá obligada a tomar parte, pasando ser una pieza fundamental.  Partícipe de grandes acontecimientos históricos y protagonista de una historia de amor que la puso en primera fila.
Rosalinda Fox, esa mujer pelirroja que conducía un coche rojo.



Opinión

Con Rosalinda Fox me pasó como a mucha gente, la conocí gracias a la novela “El tiempo entre costuras”.   Esa mujer inglesa, espía, luchadora, fuerte y maravilloso personaje secundario, me cautivó.  Así que cuando supe de este libro me puse realmente contenta.
Lo curioso es, que aunque en cuestiones de literatura siempre he pensado que no se debe tener prejuicios, ante este libro al principio los he tenido.  Nunca había leído nada de Boris Izaguirre y aunque conocía su larga carrera como escritor, no terminaba de decidirme.  Pero al final la curiosidad pudo con los prejuicios.
Estamos ante una biografía novelada y narrada en primera persona,  esto último es un auténtico acierto. El lector es capaz de ver cómo va cambiando la mente del personaje, desde esa niña de doce años que ve cómo todo el mundo que la rodea cambia, llenándose de personas que no son quienes ella creía, a esa mujer de más de treinta que nos despide en las últimas páginas del libro. 
Boris Izaguirre ha creado un personaje por el que se nota su debilidad y cariño y la ha rodeado de un gran grupo de personajes secundarios tanto reales como ficticios.  La novela no sería la misma, sin el señor Higgs y su ambigüedad con respecto a mucho de lo que le sucede a la protagonista, los padres de Rosalinda,  el fiel Zahid  su auténtico compañero de aventuras… 
He leído la novela con auténtico placer, viendo como pasaban ante mí los sucesos de un siglo apasionante, entrelazados con la vida de una mujer maravillosa.  Seguro que el autor ha tapado las sombras del personaje, como ha hecho con las de otros que aquí aparecen, para así crear una historia más amable y apasionada.  Pero esta es la vida de una mujer que, como dice al principio de la novela, sabía la importancia de las apariencias y se pasó media vida siendo lo que no era, casada con quien no deseaba y teniendo que espiar a quien en realidad amaba.
Es cierto, que en algunos momentos se me ha hecho un tanto tediosa.  Los últimos días en la India, me han parecido demasiado largos.  Lo mismo me ha ocurrido con algunos momentos del final de la novela.  La caracterización de la mujer de Beigbeder, aunque no queda mal en la narración, me ha decepcionado.  Creo que, como bien dice el propio autor en las notas al final de la novela, la Rosalinda real no la hubiera retratado así.  Pero aquí todo es más apasionado, las cartas de los amantes, los encuentros, la desesperación de no verse, las primeras miradas… y por supuesto, el dolor de la mujer de Beigbeder.
Me quedo con otras escenas que ha sido una delicia leer: la sensación de la primera vez que montó a caballo en la India, la descripción de los jardines del palacio del Protectorado, su encuentro con Beigbeder en Nueva York…
“Un jardín al norte” ha sido aquello que esperaba cuando pensaba en Rosalinda Fox.  He sido capaz de imaginar cada escena y cada olor.  Podía sentir su dolor y alegría en cada párrafo.  Su descaro unas  veces y su angustia otras.  Y también, podía ver la elegancia de esa Rosalinda pelirroja conduciendo su inseparable coche rojo.
Desde luego una muy buena lectura, aunque no perfecta.