El día 2 de Abril fue el Día del Libro Infantil y Juvenil y
haciendo un pequeño repaso mental de mis lecturas, me he dado cuenta de que he
leído más libros de este tipo siendo adulta que a la edad adecuada. Algo que no deja de ser curioso.
De mi época adolescente, recuerdo con cariño “Rebeldes”
de S.E Hinton (incluyendo la gran cantidad de veces que vi la película), “La
ley de la calle” de la misma autora, “Pupila de águila” de Alfredo Gómez Cerdá, “Los escarabajos vuelan
al atardecer” de Maria Gripe, “la historia
Los culpables de mi adicción "juvenil" |
Ha sido con más de veintitantos, cuando he leído más juvenil. “Harry Potter” abrió una puerta que ya no he querido volver a cerrar.
“Hija de humo y hueso”, la serie de "Los cazadores de
sombras", "Vampire Academy", "Rastro", "Crepúsculo", la serie Lux, "Divergente"… muchos
y muchos más, han sido víctimas de mi amor por los
libros juveniles
Pero ¿qué encuentro en la juvenil para no haberla dejado a
un lado con la edad? Quizá, la respuesta esté también en lo que no
encuentro. Algunas veces, prefiero leer
cosa más “light”, por así decir. Libros
donde el amor sea más blanco, los misterios no sean tan brutales y llenos de abusos, o la fantasía
no contenga mucha violencia. Además, me
gusta el tipo de fantasía (no me refiero a mundos distópicos), que se está
manejando en este grupo. El uso de la mitología (no solo griega o romana), de la fantasía tradicional, de la mezcla del mundo real y el imaginario...
Me acerco a esas historias sabiendo lo que son. Sus estructuras son más sencillas y sus
tramas más ligeras. Pero por otro lado, algunas escritores han sabido jugar mezclando
distintos ingredientes, ya conocidos para lectores que llevan muchos libros a
cuestas, pero no para los más nuevos.
Ese fue el caso de “Harry Potter” y también de “Cazadores de sombras”. El segundo es una mezcla de muchas cosas muy bien narrada y mezclada. De “Harry
Potter está todo dicho ya, su maravilloso mundo de fantasía conquistó a gente
de todas las edades.
Mi "yo" de 17 años me ve mas o menos así |
Supongo, que mi “yo” de diecisiete años, que leía absorta a
Brontë y buscaba otras lecturas más "adultas", me miraría ahora con cierto aire mezcla
de espanto y superioridad. Y pensaría, que iba a tener que aprovechar bien el tiempo, o hacer todo lo posible para que no llegar a mi edad loca perdida, como parecía haber sucedido. Aunque quizá, para consolarla le contaría, que en la estantería me esperaba también Gaskell y seguro que así respiraba tranquila.
La lectura proporciona esa oportunidad de poder ser, durante
un momento, otra persona. Y tampoco es
tan mala idea cambiarte un ratito, con una adolescente vecina de un extraterrestre muy interesante, o con una estudiante en
Praga que vive rodeada de quimeras y ángeles, o vivir en un internado donde las escaleras cambian continuamente y hay fantasmas en los baños.
Así que, cada vez que abra un libro juvenil celebraré su
día, aunque no me den caramelos al
comprarlos.
Hasta la próxima!!!
Besis